La Deportiva, completando una buena actuación en la segunda mitad, se impuso por la mínima a la U. D. Llagostera

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Con este triunfo los bercianos encadenan tres victorias consecutivas en su propio feudo, lo que significa una ostensible mejoría en cuanto a anteriores resultados obtenidos (justamente en las últimas jornadas bajo la dirección de Manolo Díaz). Algunos ya hablan del “efecto Fabri” como determinante de este notable cambio.

Los dos equipos, agobiados con mayor o menor rigor por su situación en la Tabla clasificatoria, se mostraron generalmente medrosos y adoptaron bastantes cautelas debido a la importancia de los puntos en liza. De este modo, durante el intervalo inicial que se extendió un cuarto de hora largo, solamente en una ocasión el balón se encaminaría hacia un portal (en este caso, el de la Ponferradina, precisamente en el minuto 1). Fue como consecuencia del primer saque de esquina ejecutado por los de la Costa Brava cuando, después de un rechace defensivo, el subsiguiente chute fue repelido por el guardameta navarro Santamaría. Al contrario, los centros al área rival realizados por los componentes de banda locales no encontraban posible rematador.

En el minuto 20 se produjo una falta sobre el francés Camille, se botaría desde el flanco izquierdo de la vanguardia de los anfitriones y René no se encontró con ningún género de dificultades – ante el disparo del especialista Antón – para intuir el previsible desenlace.

En el minuto 29 nuevamente intentó Álvaro Antón llevar peligro e inquietud a la zaga de sus oponentes: se deshizo de la presencia de tres contrincantes y forzó un córner. El lanzamiento, cumplimentado por el mismo protagonista, fue conjurado por las manos del cancerbero René (que protegía fundamentalmente su primer palo).

Alrededor de este momento se reflejó una mejor disposición sobre el césped de los “llagosterenses” y una sucesión de transiciones y combinaciones rápidas y ágiles por su parte. De todos modos no conseguían poner en riesgo cierto a la retaguardia de los blanquiazules, que demostraban una apreciable firmeza.

En el minuto 40 el tinerfeño Acorán tiraría contra la portería de los “franjiblaugranas” con escasa potencia.

Y, en el minuto 44, el alicantino y ex-blanquiazul “Fofo” lograría enganchar un remate que saldría a pocos centímetros de uno de los postes del marco de Santamaría.

En resumen, en el transcurso de este acto principal, ambas escuadras no evidenciaron una imagen brillante ni tampoco expusieron apenas en sus planteamientos y propuestas.

Mas la continuación mudaría la cara hasta entonces contemplada. Los deportivistas presentarían una ambición y ganas de agradar algo más constatables e insistentes aunque, en el principio de este tiempo decisivo, el susto correspondió a los ponferradinos: una dejada de cabeza medida de Juanjo – al goleador Natalio – posibilitó que este último obligara al arquero de sus contendientes a efectuar una parada excepcional.

Instantes más tarde se desarrolló un avance, a partir de un contragolpe comenzado en Melero, el cual cedió la pelota a Acorán – que envió el esférico entre los tres palos siendo rechazado por René – y este postrer despeje lo aprovecharía el ucraniano Khomchenovskyy al objeto de mandar el cuero a la cruceta. Este hecho estimuló sobremanera a los de la “Ponfe”, que dominarían prácticamente todo el resto de la disputa.

En el minuto 51 al “todoterreno” de contención, Jonathan Ruiz, se le indicaría una falta a su favor. Esta infracción sería materializada por Khomchenovskyy, yendo su disparo a cobijarse en las manos del meta René.

En torno al minuto 60 los hombres de “Fabri” González consumarían su fase de más acierto, a lo largo del encuentro.

En el minuto 69 el canterano ex-madridista Melero pugnaría por un control con un zaguero, en limpia contienda. El choque lógico hizo que el delantero se cayera en el interior del área y el juez de la contienda pitó con convicción la pena máxima. Esta, asignada en su concreción al canario Acorán, significaría el único tanto del choque. El extremo isleño alojó el balón en las mallas visitantes, orientándolo hacia el flanco derecho del portero (ya en el minuto 70).

Casi seguidamente se puderon igualar los registros en el electrónico. No fue así por una especie “de milagro”: en última instancia, tanto Miquel como Jebor sacarían la pelota en las cercanías de la línea de gol y Natalio, por su lado, remitiría incomprensiblemente su remate alejándolo por la línea de fondo.

En el minuto 79 el “pundonoroso” liberiano Jebor ensayó su suerte pero su intento salió algo elevado con respecto al travesaño.

Y, en el minuto 92, se sucedieron dos jugadas – cuasi simultáneas – que se pueden considerar como “interpretables”. Sin duda, en ninguna de ellas, el colegiado estaría inspirado. Sobre todo en la que inauguraba la serie, un claro derribo, en cuya valoración la denominada “ley de la ventaja” no tuvo una aplicación afortunada. Y es que, si bien la pena desde los nueve metros señalizada realmente era discutible, por lo menos una de las dos reseñadas “por añadidura” no obtiene cobertura a través de una utilización sesgada de la continuidad (puesto que la posesión ya pertenecía a los adversarios).

En conclusión, los del Bierzo se toman un leve respiro (a expensas de otros enfrentamientos, mañana), mientras que los discípulos de Oriol Alsina se distancian de los lugares libres relativamente de las urgencias que les atenazan (“a manera de amenaza de descenso”).

  1. D. PONFERRADINA:

Santamaría; D. Seoane, Ignasi Miquel, A. Raíllo, Camille; Acorán, Alan, Jonathan, Melero (min. 83, P. Infante); Álvaro Antón (min. 46, Khomchenovskyy) y Djordjevic (min. 46, Jebor).

  1. E. LLAGOSTERA:

René; Masó, Tito, Chus Herrero, Álex Cruz; Tebar, Emilio (min. 22, Pitu), Ríos (min. 73, Imaz), Fofo; Natalio y Juanjo.

GOLES: 1-0 (Acorán, de p., 70′).

ÁRBITRO:

El Sr. Rubén Eiriz Mata, del Comité gallego. Mostró tarjetas amarillas a Acorán (min. 72), del bando ganador; y a Masó (min. 83) y Chus Herrero (min. 87), por el catalán.

INCIDENCIAS:

Partido correspondiente a la 32ª Jornada de la Liga Adelante, cuyo escenario fue el Estadio “El Toralín” de Ponferrada. A los graderíos acudieron, conforme al recuento oficial, unos 5.240 animosos espectadores.

                                                        Marcelino B. Taboada

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