A continuación reproducimos una aportación realizada hace tiempo por un conjunto de Asociaciones o Colectivos ecologistas, que aún conserva bastante vigencia y actualidad. Si acaso, la situación todavía es más “precaria” y lastimosa cuando ya se han eliminado algunas restricciones a fin de destinar los terrenos o áreas calcinadas a utilidades lucrativas y claramente rentables, p. ej: a la construcción y acondicionamiento de residencias y viviendas para el ocio, el turismo y las vacaciones.

"EN LOMBILLO"

Por GEDEMOL, Urz, A Morteira, Ecologistas en Acción de León, Filón Verde, Plataforma para la Defensa de la Cordillera Cantábrica, Plataforma para la Defensa de Gistreo, Tyto Alba y Bierzo Natura (Domingo, 20 de septiembre de 2.009).

Por desgracia la ambición (o negligencia) del hombre está siempre detrás de numerosos incendios intencionados. Ha habido y hay intereses económicos comprobables, que mantienen como máxima que “el mal para muchos es (o puede constituir) un bien para unos pocos”. Antes, conforme a creencias consolidadas, se culpaba a los madereros pues estos compraban mas barata la madera quemada y, en consecuencia, sacaban mas beneficio. Por tanto, se prohibió la venta de madera quemada, se eliminó este aspecto colateral denostado pero aparecieron otros muchos aprovechamientos aviesos: pastizales; extinción de incendios, en función de solución a la falta de trabajo, hasta adquirir el subsector relativo “a la economía del fuego” una dimensión de industria rentable: ello permite que muchas empresas privadas dependan de la campaña contra los incendios para llenar sus arcas. El ejemplo mas claro y palmario se evidencia con la ola de incendios que asolaron Galicia (hace unos años, en esta década de comienzos de siglo), a raíz de los cuales fueron detenidos e investigados antiguos trabajadores de la actividad ligada a la extinción de incendios. El tema es ciertamente delicado pues resulta muy feo, impresentable y peligroso generalizar, ya que no todos los esforzados empleados son iguales. Hay gente y compañías especializadas, entre la variedad de participantes, muy sensibilizadas y, ante todo, demuestran ser profesionales ideales. Mas las casualidades y sus aleatoriedades no son muy creíbles y las coincidencias llamativas. De todos modos, la realidad triste y lamentable es que este verano – que vino húmedo, meteorológicamente hablando – no se produjeron demasiadas quemas porque la propia naturaleza y las características del estado de la vegetación y otros factores diversos (temperatura, régimen de precipitaciones, atmosféricas,…) lo impedían. Aunque, en cuanto alumbró con fuerza el sol en los primeros días de Septiembre, los “pirómanos” se dedicaron con presteza a perpetrar sus fechorías y tropelías.

EL "ABUNDANTE" HUMO

Con estas apreciaciones se constata que las críticas solo son procedentes y productivas si son constructivas, es decir, en la tesitura de que se acompañen con la propuesta argumentada de soluciones factibles. Y una de las varias e indispensables es crear brigadas permanentes, dotándolas de medios suficientes durante todo el año. Otras convenientes a intentar o probar serían: “decapar” los cortafuegos y no desbrozar simplemente, debido a que las virutas obtenidas en el desbroce actúan habitualmente en virtud de acelerante y/o propagante de cualquier lumbre, acondicionando estanques en los montes a los efectos de que las autobombas puedan repostar agua lo mas cerca posible del foco primario y central de los incendios.

Resulta indignante, vergonzoso, sonrojante y penoso que la catástrofe ambiental causada por la tremendamente extraña y reiterada cantidad de incendios forestales – intencionados y simultáneos – originados a lo largo del pasado fin de semana, por todo el norte y oeste de la provincia de León, no sea tributaria de un análisis e investigación exhaustiva y coherente.

UN CAMIÓN "AUTOBOMBA"

Este atentado contra el medio ambiente parece formar parte ya de un plan perfectamente estudiado y ejecutado (a imitación de un mal presuntamente inevitable, al albur de las variables climáticas futuras), cuyo objetivo sería no dar tregua ni descanso a los servicios competentes (e incluso desbordar la capacidad de operación de las brigadas contraincendios). “Pirómanos” malnacidos han actuado simultáneamente en puntos tan alejados unos de otros, sirviéndose de la dispersión de los enclaves estratégicos, tales que Pradela, Peranzanes y el Valle del Oza, en El Bierzo; Truchas y Lomba, en La Cabrera; Tonín, en el municipio de Villamanín – donde estuvo a punto de llegar el fuego a las casas -; Robles de Laciana y Torrestío en Babia y San Andrés de las Puentes, Tremor de Arriba y Barrio de la Puente, como parte del foco más devastador e importante en la sierra de Gistreo.

Esta cadena concertada de incendios – que bien podríamos catalogar como actos criminales, antisociales en su mayor grado e incluso terroristas – provocados con la intención de causar y generar un gran daño, da la impresión de estar calculada y planificada. Su fin: hacer necesario el empleo de un superlativo y desproporcionado contingente de medios mecánicos y humanos, con la exclusiva finalidad de poder sofocar el “tsunami” de fuego, llamas y humo que se ha extendido durante varios días por todo el noroccidente de la provincia, repartido y distribuido en frentes muy espaciados y alejados entre sí.

LA IMAGEN "DANTESCA"

Es extremadamente preocupante la actitud del Gobierno Autonómico ante los incendios: emplea cantidades astronómicas en medios y labores de extinción, en lugar de realizar una férrea labor de vigilancia, control y disuasión en las áreas más conflictivas (por otra parte, perfectamente catalogadas en el famoso Plan 42). Esta tarea, además de ser mucho menos onerosa y ampliamente conveniente para las arcas públicas, evitaría las enormes pérdidas ambientales y económicas que producen los incendios. Por otra parte, los honorarios de los efectivos de extinción dependerían de la labor desarrollada, en lugar de verse primados en función de la existencia extensiva de fuegos (algo que incentivaría una mentalidad favorable al cambio de destino de las partidas presupuestarias hacia la prevención, conservación y ordenación, sin desdoro de la contratación de personal). Con este propósito y objetivo, podría pensarse que se enfrentaría paradójicamente la novedosa perspectiva al sistema tradicional y vigente: sin embargo, es seguro que acabaríamos ganando nítidamente todos.

Además, inmediatamente tras las calcinaciones y de manera automática, se licitan equivocadamente notorios y destacados proyectos de “restauración” ambiental de las áreas quemadas, técnica o decisión política que no hace sino alimentar más toda la “economía del fuego”.

UN ÁREA DEVASTADA"

Ante la gravedad de los hechos acaecidos exigimos explicaciones e informaciones públicas y detalladas por parte de la Junta de Castilla y León: sobre el número de hectáreas quemadas, las especies vegetales y animales afectadas, los proyectos en desarrollo concernidos e imposibilitados, la localización de los focos así como el punto de origen de cada uno de ellos, todo procurando que los ciudadanos y los tribunales puedan disponer de una información veraz… y así poder emprender las acciones oportunas en compensación contra quienes han provocado esta catástrofe medioambiental en nuestra provincia.

Las explicaciones dadas hasta el momento por los máximos responsables de esta materia son insuficientes y más parecen querer ocultar algo que ofrecer toda la información disponible para poder esclarecer los hechos. Pedimos que se haga pública, a través de la página de la Junta de Castilla y León, toda la documentación disponible sobre este grave episodio.

"EL FUEGO, A LO LEJOS"

Además pedimos a la Junta de Castilla y León, ante la evidencia de la intencionalidad de todos los fuegos, que declare las zonas calcinadas acotadas para cualquier uso (industrial, energético, minero, cinegético, ganadero e incluso forestal) durante los años necesarios para el restablecimiento de una cubierta vegetal natural, para de esta guisa evitar que los que han provocado los daños y perjuicios se aprovechen. Asimismo, se reclaman medidas al objeto de que las personas que hayan colaborado o cooperado en los incendios no consigan sus propósitos, sean éstos los que sean.

La constante y terca actitud de la Junta de Castilla y León de mirar para otra parte – siempre que se trata de problemas ambientales – favorecerá, como se verifica en estos casos planteados, a aquellos que practican la política de “tierra quemada”, arrasando el patrimonio de todos logrando frecuentemente alcanzar sus propios anhelos e inconfesables intereses espurios.

LA CONSUMICIÓN DEL MATORRAL

«Por último, el P. B. no se cansará de repetir que el lugar idóneo para el Centro del Fuego es El Bierzo por masa vegetal, por sensibilidad de las zonas boscosas y por todos los parámetros objetivos que se tendrían que ponderar antes de tomar la resolución de ubicarlo en León, a bastante distancia de la primera masa boscosa de relevancia», concluye Iván Alonso.

La Asociación Bierzo Natura exige, por entender que “el bien común” tiene que primar en los casos anteriormente referidos, la adopción de iniciativas tendentes a:

– Establecer mayores penas (lo que implica también mayor efectividad) aplicadas a los “pirómanos” por cometer estos atentados ecológicos.

– Incrementar los efectivos de protección de incendios todo el año, formarlos adecuadamente y recompensarlos con retribuciones justas y razonables.

"PROHIBIDO PLANTAR FUEGO"

– Eliminar o disminuir el peso de las razones o motivos económicos de los incendios, comprendiendo que los siniestros y desastres – del tipo que fueren – no pueden beneficiar a nadie.

Un solo incendio es un mal para nosotros, nuestro futuro y el futuro de nuestros hijos. Únicamente la concienciación social, ciudadana y colectiva es capaz de reivindicar la priorización de nuestro entorno medioambiental y natural, lo que pugna por representar y constituirse progresivamente en uno de los “tesoros mas valiosos, escasos y preciados”.

Enlace (relacionado): http://bierzonatura.blogspot.com/2009/09/el-bierzo-en-llamas.html

Colaboró en la redacción y confección de este artículo Marcelino B. Taboada.

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