«Mamba»: un club berciano de categoría mundial

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El próximo sábado, Ponferrada celebrará un evento deportivo de máximo nivel: el campeonato por el título mundial de Muay Thai y K1. En varias categorías, hay participantes bercianos. Y detrás de este evento, una historia de trabajo y esfuerzo poco reconocida dado el carácter minoritario de estos deportes.

El luchador berciano, Cristian Torres

El “Mamba”, como se le conoce, es un enorme gimnasio situado en el P.I.B., en un local de techos altos y enormes cristaleras con varias estancias y pisos. Muy diferente, señala su máximo responsable, Diego Vázquez, al gimnasio Atlas, en el que inició su andadura de la mano de Javi Costa. «Cuando saltabas a la comba te podías dar con la cabeza en el techo», recuerda. Allí, empezó con 3 alumnos; hoy, entre Kick Boxing, Boxeo, Muay Thai y Taekwondo cuenta con unos 300. Entre uno y otro, un primer gimnasio Mamba situado en el barrio del Temple, años de trabajo y esfuerzo, y fe en un proyecto: «el que cree en algo y trabaja por ello hace que eso funcione», nos dice. Este sábado llegará lo que él mismo califica de «colofón»: tras haber organizado campeonatos regionales, nacionales, ibéricos y europeos, este club deportivo traerá a Ponferrada la pugna por el campeonato del mundo de Muay Thai y K1, con varios luchadores locales en la lid por alguno de esos preciados cinturones, los únicos laureles que todavía faltan en las vitrinas de este club ponferradino.

Diego Vázquez combina una triple naturaleza: la de ex-luchador (compitió en varios países -Rusia, Francia, Brasil o Tailandia- y aunque asegura que no volverá, algunos de sus propios alumnos desearían lo contrario), entrenador y empresario. Una escuela deportiva de 300 alumnos no se crea de un día para otro, ni tampoco se organiza exitosamente un evento mundial sin un currículum aplastante sustentándolo. La magnitud de las instalaciones del Mamba, su capacidad de organización y el nivel de sus luchadores es el fruto del esfuerzo de muchos años de este berciano que rebosa vitalidad y carisma. Todos se refieren a él como el demiurgo de esta realidad vivísima pero poco conocida del panorama deportivo local y, en el club, entre los alumnos, se nota su magnetismo: un chavalillo se le acerca mientras responde a nuestras preguntas («éste me sigue a todas partes», nos dice) y otro par de adolescentes no pierden detalle, sentados, con los pies colgando, desde ese ring en el que se puede entrenar sin darse con la cabeza en el techo, pues tiene capacidad para albergar aspiraciones de máxima altura. Aquí caben sueños mundiales.

Diego Vázquez con los carteles del campeonato mundial.

Los jóvenes y no tan jóvenes prosiguen con su entreno mientras Diego nos cuenta que entre el alumnado hay personas de todos los sexos y edades. Una de sus pupilas, una competidora de 12 años de Muay Thai, ha sido campeona de España y ha empezado a darse a conocer internacionalmente. Es ya «un referente nacional, una fenómena», señala Vázquez. Alguna vez, nos dice, han contado con más mujeres competidoras que ahora mismo, pero el público que se interesa por los deportes de contacto en Mamba es por lo general de ambos sexos y de todas las edades.

El trabajo de base con niños y jóvenes entrena la velocidad, la coordinación, la elasticidad, el control… sus competiciones no son como las de los adultos, ellos van protegidos totalmente y no hay golpes al rostro. Lo importante es marcar bien las posiciones. «A medida que van creciendo, llegan a los 18 años con 100 combates, es decir: tienen una experiencia que alguien de 20 años que empieza no cogerá nunca», explica Diego Vázquez. Aunque no todos compitan, esa es la base para poder llegar a ser competidor cuando al esfuerzo y a la disciplina que exige el deporte se suman los estudios, el trabajo o ambas cosas.

Cristian Torres es uno de los luchadores bercianos que optará a un titulo mundial. Este joven de 25 años, natural de Ponferrada («de Cuatrovientos», remarca con orgullo), combina su exitosa carrera de luchador con sus estudios. Su aspiración para el sábado está clara: ganar. Y después, seguir compitiendo unos años más. Para Tito Macías, que también está en plena puesta a punto para optar a un título mundial el sábado, será -dice- su último combate. Para este campeón de Europa, ser campeón del mundo proporcionaría una satisfacción personal «y un reconocimiento dentro del “mundillo”», pero es consciente del carácter minoritario de su disciplina, a la que piensa seguir vinculado continuando de entrenador, como ya hace en este mismo club.

Con sólo 25 años, Cristian Torres luchará por el campeonato del mundo

El espíritu de club está presente en Mamba. Para Torres, el Kick Boxing es un deporte en el que se trabajan todos los aspectos de la actitud física pero tambien una actividad muy sociable «porque se entrena con gente constantemente, con lo que te relacionas con uno y con otro y te aporta muchos valores que igual otros deportes no los tienen». Ambos luchadores competiran el próximo sábado en casa, ante su público. Para Tito, una forma inmejorable de terminar su carrera como luchador.

Los luchadores y el club en su conjunto ultiman su puesta a punto para un evento de categoría mundial para el cual han demostrado, por títulos y por capacidad organizativa previa, estar perfectamente preparados. En lo deportivo, los últimos días son duros porque los competidores tienen que pasar el pesaje de sus respectivas categorías, 58’200 kg. para Tito Macías y 78’100 para Cristian Torres, por ejemplo. El veterano, Tito, es el de menor pesaje y el que con más atención trabaja este aspecto, que en esta pequeña comunidad es un asunto de club: «se me acercan algunos compañeros y me preguntan cómo estoy», nos dice. «¡Pues cómo voy a estar, si llevo 3 semanas de dieta!». El nivel de exigencia para estos luchadores es altísimo, «son pesos que cuestan mucho, hay que cuidar la alimentación», recuerda Diego Vázquez. El control de la nutrición es fundamental… y tal vez una de las partes menos gratas.

Tito Macías luchará por proclamarse campeón del mundo

 

En lo organizativo, el club también tiene buenas perspectivas para el sábado. El evento lleva sumados algo más de 30.000 euros en costes, de los cuales casi un tercio han sido cubiertos por la colaboración de los patrocinadores. Aunque estos patrocinadores no cubren todos los costes, para Diego esos 8.000 euros «son una pasta, tal y como está Ponferrada». No es una cifra que se consiga de la noche a la mañana: es el fruto de una confianza labrada durante años por este club deportivo con empresas y asociaciones de la ciudad que ahora responden con ese «feedback», señala el organizador. Las entradas al evento cubrirán el resto de los costes, y a mayores Mamba dispone de algunas subvenciones que recibe como club deportivo. El uso de las instalaciones para la competición viene cedido por el Ayuntamiento.

Con todo listo, a los luchadores y a la organización sólo les queda esperar hasta el fin de semana, cuando el viernes se celebrará el pesaje y el sábado los combates. Ponferrada disfrutará de un evento de nivel mundial de un deporte cada vez más conocido que, por su exigencia y por su carácter minoritario, sólo puede ir apareciendo tras años de trabajo de sus profesionales y aficionados. La oportunidad de conocer el mundo de los deportes de combate, una cultura minoritaria en nuestro país, pero en auge, llegará a Ponferrada unida a la posibilidad de ver laureados como campeones del mundo a luchadores bercianos. Esos cinturones serán el colofón de unas vitrinas, las del Mamba, que ya se están quedando pequeñas. El sábado, este club deportivo de la comarca seguirá agrandando su historia, que con la creciente afición que genera, su capacidad organizativa y con el incansable trabajo de base que lleva a cabo tiene muchos años de éxitos por delante. Para Diego Vázquez y sus alumnos, los techos parecen hechos para ir siendo elevados.

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