El alcalde de Folgoso de la Ribera no se presentará a las próximas elecciones
Tomás Vega, alcalde de Folgoso de la Ribera, afirma que no se presentará a las próximas elecciones: «Es una decisión que tengo tomada desde hace un año, e incluso tenía escrito ya un discurso del anuncio con despedida; y como hace tiempo que percibo ciertas tensiones electorales a mi alrededor, a pesar de que falta año y medio para las próximas elecciones, he querido adelantar el anuncio (incluso apuntando la posibilidad de no acabar la legislatura si no puedo completarla con todas las garantías para el buen funcionamiento del Ayuntamiento de cara al ciudadano) por dejar ciertas cosas claras antes de que posibles acontecimientos se adelanten y hagan que se malinterprete mi decisión firme de no presentarme de nuevo a la alcaldía; decisión que unas pocas personas ya conocen desde hace meses, como el Secretario Comarcal de mi partido, y que responde a asuntos eminentemente personales.»
Voy a adjuntar aquel discurso de despedida que tenía escrito, con ligeras adaptaciones al momento; y no deseo hacer más declaraciones, de modo que les pido, señores y señoras periodistas, que no me llamen al teléfono. A cambio, la explicación es extensa:
Creo que habré envejecido al menos siete años en estos tres últimos. Pero a mí, que pienso pasar de noventa, no es eso lo que me preocupa porque además igual me convalidan los años de bar (mi trabajo) y política por una cátedra de psicología. Lo que sí me preocupa, bromas aparte ya, es el tiempo que le estoy quitando a mi familia… a mi mujer, a mi hija, incluso a mis perros que, aunque a algún insensible le haga gracia, también me echan y los echo de menos.
Así que comunico oficialmente mi decisión, ya madurada, de no presentarme a una posible reelección como alcalde.
No es un adiós para siempre a la política (eso está por ver) pero sí es como poco un «hasta otra» que de verdad necesitaré también para mí.
Realmente, esto es más complicado y requiere mucho más trabajo del que parece desde afuera.
Llevo la mitad de mi vida de adulto en política municipal y, como ya me pasé ocho años protestando desde la oposición, quiero ahora también reconocer públicamente la labor de mis predecesores y proclamar un alegato a favor de los políticos.
Estoy seguro de que, aunque los corruptos llaman más la atención, la gran mayoría de quienes están en política son gente honrada y a la que impulsa, como a mí, un sentimiento de justicia y labor social ¿Cómo si no nos íbamos a meter en estos berenjenales con lo bien que se está en casa protestando, con toda la facilidad, por lo mal que lo hacen otros?
Y quiero decir que he tenido una oposición que, pasadas las tensiones iniciales, me ha respetado y se lo agradezco. Debo reconocer que en ocasiones, estando yo en la oposición, hice críticas que ahora, vistas las cosas desde este otro lado, entiendo que fueron injustas. Hay cosas que hicieron de una determinada manera sencillamente porque así tenían que ser.
No disculpo con eso que digo, no obstante, las mentiras e insultos que tuve que soportar antes en mi primera etapa, hace dos legislaturas; y en este punto quiero acordarme de mi amigo y compañero Gabino, que pasó mucho de eso. Y tampoco quiero disculpar algunos errores de bulto que cometieron desde el PP, como uno tan complejo de explicar pero tan serio como provocar agravios comparativos y difamaciones que dividen a la gente y han hecho mucho daño en este municipio. Nuestra legislatura está siendo la de la demostración de que el que un alcalde sea de un determinado pueblo no implica que se trate a otros pueblos como de segunda, y está siendo la legislatura de invertir para todos en función principalmente de necesidades. No me avergüenza decir que mi pueblo es el tercero en inversiones en lo que va de legislatura.
He podido darme cuenta del porqué de muchas cosas y he aprendido a valorar mejor otras que nos dejaron los anteriores y para algunas de las cuales probablemente hizo falta más coraje del que posiblemente yo mismo hubiera tenido. Y me quiero disculpar públicamente de algo que dije en un mítin sobre el entonces concejal de obras de mi pueblo, de que «es el que hace las cosas porque es el que está; si estuviera otro, las haría otro», o algo así. Y eso dicho de modo tan simple es absolutamente injusto, ya que la labor del concejal de obras y servicios exige mucho sacrificio y a Teodoro, más allá de otras discrepancias, hay que reconocerle un gran trabajo.
Un buen concejal de obras, como lo es ahora también Albino en su lugar, marca la diferencia entre hacer decenas de cosas como se están haciendo y cambiar la faz de un pueblo o, con otro menos entregado, simplemente «ir tirando».
Realmente la alcaldía, a nivel personal, es una experiencia agridulce y una cura de humildad… aunque nunca he sido yo de arrogancia o cosa parecida. Si cada ciudadano pudiera ser alcalde por un tiempo, les aseguro que todos íbamos a ser más cívicos.
Y siguiendo con esas consideraciones de perspectiva de cómo se ven y cómo de hecho son las cosas desde uno u otro lado, debo decir también que aunque desde afuera pueda parecerle a alguien que los funcionarios y técnico del Ayuntamiento sean los responsables de tal o cual cosa que no nos gusta, lo cierto es que estas personas se dedican a hacer su trabajo. Como todo el mundo tienen sus cosas mejores y peores, pero en la práctica como mucho pueden dar alguna opinión o consejo, en la gran mayoría de los casos bueno además. La toma de decisiones al final es algo del equipo de gobierno respectivo, ellos se dedican a informar y/o actuar conforme a ley.
Soy un firme defensor de que los cargos políticos deberían estar limitados a ocho años, y yo incluso lo adelanto porque las ganas son fundamentales para hacerlo bien y a mí me quedan las suficientes para terminar la legislatura pero es el límite que me he impuesto porque le debo tiempo e implicación a mi familia y eso no se debe demorar en exceso.
Cuando pienso en esos límites creo que es posible incluso que el cambiar de cargo político cada ocho años pueda ser un disuasorio de hacer cosas que no se deben.
Como digo, las ganas son esenciales, y tras ocho años haciendo lo mismo sospecho que se pueda apoderar de algunos (y recalco «de algunos», porque a todo hay quien puede más y no quiero decir que quien lleve más de ese tiempo ya gire al lado oscuro) el aburrimiento, endiosamiento y otros sentimientos que hay que alejar en esta importante labor que, no nos olvidemos, al fin y al cabo alguien tiene que hacer.
Y si he reconocido la labor de otros políticos ya podéis imaginar mi agradecimiento a mis compañeros de equipo de gobierno. Como personas que somos, hemos tenido nuestras discrepancias y en algunos momentos he tenido que hacer auténticos malabarismos para mantener unido este grupo de dos partidos, pero si un gobierno en cierta minoría tal vez ha sido el motivo de que algunas cosas que hay en mi cabeza se hayan quedado o se vayan a quedar sin hacer o sean de otra manera, sencillamente ha permitido todo lo demás. Lo he dicho más veces ya: fue una suerte la confluencia de las cinco personas que estamos gobernando y agradezco en ese sentido la difícil decisión que tomó especialmente Raúl en su momento.
Es importante, sobre todo al principio (luego ya la experiencia hace que todos conozcamos mejor todos los pueblos, y de hecho por ejemplo Gabino es el concejal de obras y servicios de La Ribera de Folgoso) que haya concejales de varios pueblos, ya que en principio nadie mejor que alguien de su pueblo conoce su pueblo.
Cambiando de tercio. Es posible que sea otra de esas cosas que confunden al verlas desde afuera, pero me parece que es más fácil gobernar un sitio cuanto más grande es, porque cuanto mayor es un Ayuntamiento más asesores y subalternos se tienen y así un alcalde o un concejal no tiene que hacer de policía, webmaster, fontanero, albañil o lo que se tercie. Y digo esto porque el trabajo que hemos tenido que desarrollar, si se pagara en sueldos supondría decenas de miles de euros. No es broma. Aquí ni el alcalde ni lo concejales tenemos sueldo y, solo poniendo que cobráramos, por decir algo, cuatro horas diarias (y creedme que se emplean más) con su respectivo sueldo a media jornada, estaríamos restando a las arcas municipales más de cuarenta mil euros al año… dinero que no ha venido para nosotros sino que se ha quedado de distintas formas en las calles para disfrute de todos.
Y llegados a estas consideraciones os pido a todos los ciudadanos también, que valoréis mejor a quienes están dejando su tiempo y seguramente incluso un poco de su salud en trabajar para todos. Me refiero a labores de Ayuntamiento, Juntas Vecinales, Comunidades de Regantes, etc.. Su labor no se paga con dinero, no les pongáis las cosas más difíciles (vaya mi agradecimiento también a quienes así ya hacen).
Como alcalde, me han consumido más energías ciertos asuntos particulares como son afrentas privadas en que meten al Ayuntamiento de por medio, que lo que verdaderamente debiera ser mi cometido. Por cada alegría que me haya supuesto por ejemplo una obra de la que sentirme satisfecho, creo que he tenido al menos veinte tocaduras de güevos de distinta magnitud, y perdónenme por la expresión.
Y puesto que no se cobra, y es bueno que así siga siendo porque es dinero que se invierte en mejoras; pero puesto que es un auténtico trabajo el que hacen alcalde y concejales, diría que la política municipal de Ayuntamientos pequeños es para personas prejubiladas o jubiladas, que son las que tienen el tiempo… porque yo he tenido que sacrificar mucho (ya que de mi trabajo no puedo quitar tiempo) para cumplir estos años de mi compromiso con ustedes, ciudadanos; y ocurre que los méritos se reparten (como debe ser), pero si alguna cosa viene mal dada la responsabilidad y los quebraderos de cabeza son en último término para el alcalde, y esa responsabilidad pesa de modo que al tiempo que esta labor lleva de por sí, hay que sumar que uno no descansa la mente ni al llegar a casa, lo cual repercute como les digo en la familia y más allá.
Lástima no haber gobernado en tiempos de mayor abundancia de dinero para invertir, o haber podido gastar del remanente que nos tienen bloqueado (más que el presupuesto de un año corriente), pero espero, al menos, dejar desde la parte que me toca, algo que haya hecho vuestra vida un poco mejor… aunque me queda la pena de que algunas mejoras no lo han sido tanto en la práctica, como las mejoras en los colegios, que no han servido para tener más alumnos porque ocurren cosas (para mí incomprensibles) como que incluso personas que viven en nuestros pueblos se llevan a sus niños afuera; o la ordenanza de protección de animales, que desgraciadamente es de difícil aplicación si no hay mayor implicación ciudadana. Ahí quedarán, eso sí, arreglos en muchísimos pequeños tramos de calles de todos los pueblos que con la cosa de ser pequeños ahí se iban quedando, las escaleras de La Presa (en la que sigo insistiendo para dejar más acondicionada, pero Confederación Hidrográfica no lo pone fácil 😉 ), mejoras en el abastecimiento de agua de La Ribera de Folgoso, el reciclaje selectivo (ya encarrilado además a nivel de toda la Mancomunidad y que pronto estará en funcionamiento), la ampliación del trazado de urbana (espero, ya que nuestro trabajo está hecho pero ahora falta la aprobación catastral), mejoras en la plaza del Ayuntamiento, las rutas de senderismo, etc……
Por último, para evitar especulaciones, quiero indicar que, puesto que me iré y creo que o se está o no se está: puesto que me iré y no voy a estar, digo, no voy a señalar a nadie como mi sucesor ni voy a participar en confecciones de listas. Otra cosa es que se me pida consejo o ayuda hasta cierto punto, pero me niego a discutir sobre algo en lo que no voy a tomar parte. Claro que ayudaré hasta donde lleguen mis posibilidades, por ejemplo en explicarle cosas que llevo yo, a quien quiera que pase a gobernar para que el tránsito de una legislatura a otra sea lo más fluida posible. Tras ese período, lo que buscaré es desconectar de política.
Gracias.