(Artículo de opinión) «No diga Tribunal Constitucional, diga confesionario»
(Artículo de opinión)
«No diga Tribunal Constitucional, diga confesionario»
Ver el desfile de condenados por el caso de los EREs de Andalucía que están pasando por el Tribunal Consitucional y, pese a tener condenas de cárcel y de inhabilitación de una cantidad de años considerable, salir absueltos, hace creer que el nombre está mal dado. No podemos hablar de Tribunal Constitucional, debemos estar hablando de «confesionario», ya que entran los «pecadores» se confiesan y salen absueltos.
Y ojo, que hablamos del mayor caso de corrupción en cuanto a dinero público «extraviado» de la historia de este país.
Pero parece que pasar por el TC implica que todos los pecados se han olvidado y, lo que es peor, perdonado. Curiosamente, son indultados, absueltos o como se quiera definir, por resultados iguales de 7 votos a favor y 4 en contra, curiosamente, los 7 votos de los «recomendados por el PSOE». Yo creo que ni Chávez en Venezuela se atrevió a realizar algo tan descarado.
Sin ir más lejos, ayer mismo, el antiguo consejero de Empleo de Andalucía, Antonio Fernández, con una condena de cárcel de 7 años y 11 meses y con 19 años y medio de inhabilitación, entró por la puerta del TC condenado y salió al cabo de un rato con una sentencia obligando a la Audiencia de Sevilla a rectificar la sentencia por la que se les había condenado.
Un día antes, había sido Miguel Ángel Serrano Aguilar, exdirector general de la Agencia de Innovación y desarrollo de Andalucía, quién tenía una condena de cárcel de 6 años y medio por malversación. También la mano derecha de Griñán, Carmen Martínez Aguayo, exconsejera de Hacienda, y a Francisco Vallejo exconsejero de innovación. Y la semana pasada «Maleni Álvarez».
En fin, si por decir esto se puede acusar a alguien de «fake» o de «máquina del fango» es realmente increible.
Estamos seguros que incluso en breve, estos «indultados» van a pedir una indemnización económica por «daños y perjuicios».
Es imposible que alguien en este país se crea que «todos los españoles somos iguales ante la ley».