La Calle del Agua de Villafranca del Bierzo, en “stand by”

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La Calle del Agua (o de Ribadeo) de la Villa del Burbia aún tenía cierta actividad comercial y humana en los años 70 del siglo pasado. Mis recuerdos la asocian a las tradicionales bodegas a las cuales acudían, durante los meses estivales de junio y julio, los emigrantes de la zona ancaresa (numerosos, en sus vacaciones) y de otros variados orígenes. Entre estos últimos abundaban los turistas, visitantes y hasta extranjeros. En el transcurso del siguiente decenio, este flujo revitalizador y variopinto fue menguando y prácticamente se convirtió en residual. Y ahí comenzó el lastimoso abandono de esta área histórica, emblemática y rica en edificios nobiliarios.

Y es que, precisamente en este itinerario de obligado paso de los peregrinos jacobeos, se hallan monumentos de considerable valor artístico y documentario (cual testimonio de una época pretérita de esplendor). Sirvan como exponentes de arquitectura civil el Palacio de los Marqueses de Villafranca (del linaje de los Álvarez de Toledo) y el Palacio de Torquemada, ambos datados en el s. XVII. O las significativas Casas Torre y Morisca -esta, al lado del Palacio de los Torquemada -, que se construyeron anteriormente, durante el s. XV.

Entre los elementos de simbología religiosa a considerar, destacan el Convento Iglesia de San José o la Capilla de Omaña (que demuestran, también, la relativa importancia que para las autoridades eclesiásticas representaba la Villa, denominada todavía actualmente la “pequeña Compostela”).

Mas lo que llama poderosamente la atención por su estado, identificado con una situación rayana a la incuria política, es la no utilización de la casa natal del escritor romántico más notable del Bierzo: D. Enrique Gil y Carrasco. Esta constatación no encuentra parangón en casi ningún otro caso. En el año 2002 los respectivos Presidentes de la Xunta y de la Junta -el ya fallecido D. Manuel Fraga y D. Juan Vicente Herrera – firmaban unos documentos ejemplares respecto a la Comisión “Martín Sarmiento”, cargados de loables intenciones. Su concreción, sin embargo, no se plasmó en absoluto en consecuencia posterior alguna, que afectase a esta señera vivienda. Asimismo, hay que traer a colación y al margen el hecho de que, en este mismo vial, viera su primera luz de este mundo el “padre de las letras gallegas”: Fray Martín Sarmiento.

Pues bien, es preciso reclamar que se habilite una sede -en el inmueble recientemente aludido -, a fin de que se visualice permanentemente la antedicha Comisión (referente de la amistad cultural y colaborativa gallego-berciana). Y, de algún modo, que el Consejo de El Bierzo contemple una diversificación de sus Consejerías en las diferentes poblaciones funcionales y cabeceras de su respectivo territorio: Bembibre, Cacabelos, Fabero,… Y, en Villafranca, se establezca la Delegación de Cultura (en el Convento-Iglesia de San Nicolás de los Padres Paúles, en virtud de la agradecida memoria a nuestra fugaz y desaparecida provincia).

Por otro lado, es preciso que las Administraciones actúen de manera coordinada. Superado el peligro que suponía, para los viandantes de esta arteria ancestral villafranquina, la declaración de “ruina total” de algunas casonas, hay que avanzar y acondicionar todas las edificaciones. Y, mediante una progresiva concesión de ayudas y subvenciones (según criterios arquitectónicos y monumentales, aplicados por el Servicio de Atención a Municipios del Consejo y graduando las aportaciones hasta llegar al 50% de la inversión), acabar con el horrendo espectáculo de un casco antiguo inigualable y que no no parece merecer ser tributario de un delicado cuidado, propio de los países desarrollados y turísticos comparables.

Quedaría otro tema ulterior a abordar: la dinamización económica, comercial y cultural del entorno, globalmente considerado. Mas ello será objeto de un tratamiento pormenorizado, del cual serían condición previa los desarrollos transcritos.

                                                       Marcelino B. Taboada

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2 thoughts on “La Calle del Agua de Villafranca del Bierzo, en “stand by”

  1. Un artículo genial, y muy interesante, no es lo mismo pasar por ahí con el coche que hacerlo caminando, fijándose en los edificios… No sabemos lo que nos perdemos.

    No obstante, creo que el artículo llegaría a más gente con un lenguaje más humano, sin hacer alarde de una pedantería tal, que hasta a mí me ha costado digerir… Y eso que soy un pijo lingüístico!

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