La Deportiva salió goleada, con justicia, de un Carlos Tartiere en celebración
El enfrentamiento deportivo estuvo aderezado por los fastos previstos en conmemoración del XC Aniversario de la creación del club “azul”, con una muestra de agradecimiento destinada al empresario mexicano Arturo Elías Ayub – yerno del multimillonario Carlos Slim – que, con una caterva de pequeños accionistas, salvó la Entidad futbolística de Vetusta de su práctica condena y desaparición.
E incluso más “a pro” de la brillantez deseada, en algunas fases del partido, el dominio ovetense se evidenció de un modo apabullante y avasallador. La verdad es que los foráneos transmitieron una imagen de debilidad y poca ambición competitiva: durante la mitad inicial del choque no consiguieron lanzar ningún balón orientado entre los tres palos del portal defendido por Miño (auténtico espectador de la contienda).
Por su parte, la afición “carbayona” se hallaba molesta tras encajar su equipo tres derrotas consecutivas, y hasta se oyeron muestras de desaprobación dirigidas a Fernández, fundamentalmente.
El entrenador de los locales apostaría valientemente por la presencia en su once titular del cuestionado Fernández – por su enfrentamiento con el anterior técnico, Sergio Egea, y varios compañeros – en uno de los laterales de su retaguardia, en vez del canterano Diegui Johsnnsson, y también prefiriría a Miño, anteponiéndolo a un ya recuperado Esteban de su traumatismo en el pasado encuentro contra el Real Valladolid.
El cuadro de Generelo salió con la determinación de controlar la situación. Y su superioridad se plasmaba con contundencia y constancia. Hasta el punto en que los ponferradinos no llegaban apenas al área de sus rivales y, por ende, sus ocasiones de peligro a exhibir se reducían a la nada.
Los oviedistas, en contraposición e inversamente, demostraron una apreciable capacidad intimidatoria cara al área de sus contrincantes. Antes de transcurrir el cuarto de hora desde el comienzo, las combinaciones ofensivas, la búsqueda de huecos en la línea de contención de sus contrarios y la existencias de desajustes en la zaga blanquiazul posibilitaron opciones adecuadas de adelantarse en el tanteador para los anfitriones. Susaeta ejercía entonces, y en muchos otros momentos, una labor de elaborador y organizador nato. Y, conjuntamente con un dinámico y colaborador Koné, dispondrían ambos de sendas oportunidades para abrir el marcador. Sobre todo, en una opción favorable, un pase desde la banda derecha no fue aprovechado por el marfileño Koné que se encontraba situado convenientemente dentro del área de sus adversarios.
Asimismo gozó de su ocasión el delantero murciano Toché, que desestabilizaba con sus ataques, calidad y experiencia a sus oponentes. Había ensayado previamente dos lanzamientos para probar al cancerbero rumano Dinu y, nuevamente y a la tercera de la serie de tentativas, en la continuación se benefició de un despeje “en largo” de un defensor suyo que recibió el ex de la “Ponfe”, Borja Valle. Este sirvió al segundo palo para que Susaeta le suministrara la pelota “franca” al aludido Toché, que envió desde una posición inmejorable el esférico al fondo de las mallas. En total, una jugada desarrollada en tres toques o actos distintos en las inmediaciones de la portería visitante.
La segunda diana de los asturianos correspondió, ya en el tramo final del período de principio, al central David Fernández. Se hallaba en solitario, libre de marcaje, cuando le llegó el cuero a la salida de un saque de esquina botado por el interior vasco Susaeta. Remató, en consecuencia, sin oposición alguna (lo que era producto en reiteración de las inseguridades transmitidas por la zaga de los del Bierzo). Además, ante el manejo absoluto – de la franja comprendida entre el centro del campo hasta los tres cuartos ofensivos – de los de la capital del Principado, Borja Valle se atrevía a disparar con no demasiado tino.
Una vez que ambas escuadras retornaron de los vestuarios se observó una cierta estrategia de “adormecimiento” del ritmo de juego, si bien todo permanecía en el seno de los márgenes y guión preestablecido. El preparador lucense, Fabri González, de los deportivistas trató de enmendar y alterar el signo de la disputa. Efectuó los relevos necesarios, a su juicio: tanto W. Jebor como “Johny” eran sus únicas soluciones y no dieron el resultado apetecido.
En cambio, los “azules” proseguían incidiendo en su acertada senda de la victoria. La retaguardia dubitativa de sus rivales era un objetivo a explotar, y así se pretendió lograr réditos a base de dos tiros reseñables: uno tenía como punto de mira el palo largo de Moldovan y el otro, protagonizado por el ariete Toché, acabó no sorprendiendo al cancerbero berciano aunque proporcionara una “ilusión óptica” estrellándose en la red (por fuera).
Y, con posterioridad, acaeció la única contingencia que generaría cierto riesgo y desasosiego para los ganadores. El arquero Miño, en un despeje equivocado y que rebotó en el cuerpo de W. Jebor, puso la inquietud momentánea en las gradas. Pero el liberaniano chutó demasiado desviado. Y aquí se acabaría la suerte de los de Ponferrada.
Y, a partir de aquí, el festejo y la felicidad se contagiaban paulatinamente a la “hinchada”. Y, a mayor abundamiento, se alcanzaría a materializar una tercera diana. Un servicio desde el flanco ofensivo derecho de los capitalinos, repitiendo en este caso Susaeta, fue rentabilizado por Toché. Este cabeceó haciendo inútil la estirada del guardameta de sus contendientes.
Y el castigo de los perdedores pudo incrementarse, a resultas de un envío casi preciso y medido de Hervías. Mas Toché se quedó a escasa distancia de conectar con el balón (lo que hubiera, quizá, supuesto la obtención de su personal “hat trick”). Y, como conclusión del evento, un trallazo al travesaño procedente de Jon Erice – tras impactar en un defensa – certificó palmariamente la diferencia ostensible entre ambos competidores.
En definitiva, el Real Oviedo se postula para luchar por los lugares de preeminencia, de ascenso, con una notoria igualdad entre los varios aspirantes. Y la S. D. Ponferradina ve el “fantasma” del descenso aproximarse, a pesar de que le separe aún una mínima ventaja comparativa respecto a tal desagradable eventualidad.
ALINEACIONES:
REAL OVIEDO, C. F:
Rubén Miño; Peña, David Fdez., H. Verdés, Fernández; Jon Erice, Michel (min. 72, Edu Bedia), Susaeta, Valle (min. 65, Hervías); Koné y Toché (min. 77, Linares).
- D. PONFERRADINA:
Dinu; D. Seoane, Pavón, A. Raillo, Casado; Acorán, Basha (min. 46, Jonathan Ruiz), Acorán (min. 64, Dima), Alan, David Caiado; Álvaro Antón (min. 46, W. Jebor) y Berrocal.
GOLES: 1-0 (Toché, 16′), 2-0 (David Fernández, 36′), 3-0 (Toché, 67′).
ÁRBITRO:
El Sr. Valentín Pizarro Gómez, del Comité vasco. Amonestó con cartulinas amarillas a Edu Bedia (min. 74), entre los hombres de Generelo; y, en sentido opuesto, a Casado (min. 18), Khomchenovskyy (min. 75), Caiado (min. 89) y A. Raillo. Sacó tarjeta roja directa, expulsando a Berrocal (min. 90), debido a una presumible y airada protesta.
INCIDENCIAS:
Partido perteneciente a la 31ª Jornada de la Liga Adelante, cuyo escenario fue el Nuevo Estadio “Carlos Tartiere” de Oviedo. Instantes antes del inicio del acontecimiento – que recordaba la fundación del club – hasta la meteorología acompañó, cesando el amplio y persistente intervalo de precipitaciones precedentes.
Marcelino B. Taboada