OPINIÓN/ ‘El Centro de Investigaciones Sociológicas (C. I. S.) y sus encuestas electorales para los comicios gallegos y vascos.’
Hubo un tiempo, hasta las últimas citas con las urnas, en que la demoscopia de este Ente u Organismo estatal marcaba tendencias y se constituía en un referente ineludible de estudio y análisis seguro en el seno de todas las formaciones políticas. Mas, con el transcurso de los años y los cambios sociales, económicos y poblacionales acumulados, las orientaciones de este Centro de investigación sociológica nacional ya no ofrecían la misma fiabilidad, seriedad y validez que antaño. Y, por lo que corresponde a las preferencias partidarias, su sesgo “a modo de desviación apreciable” se verificaba al igual que en otros universos muestrales semejantes, estos de naturaleza privada o de intencionalidad preestablecida. Anunciada dicha deriva a partir de la convocatoria europea y sus resultados reales, la sospecha se confirmó en otros contextos y ámbitos territoriales (si bien los aciertos todavía eran de mayor calado que los errores, afortunadamente). Pero la “infabilidad” de lo comunicado por los estadísticos oficiales adolece ahora de idénticas carencias que los de las empresas de pronósticos con un prestigio y tradición de rigurosidad bien ganados.
Por lo que respecta a la Comunidad del noroeste peninsular, en Galicia (en la precedente ocasión, en el 2012 y conforme a una “introspección colectiva ad hoc”, los fallos y equivocaciones fueron palmarios si entendemos que a los datos y registros se les admite una variabilidad limitada). Así, al Partido Popular se le adjudicaban 38 escaños (en lugar de los 41 obtenidos); al Bloque Nacionalista Galego, 14 (en lugar de los 7 Parlamentarios logrados finalmente); a Alternativa Galega de Esquerdas, uno (cuando se alzaría con 9) y al P. S. de G. – P. S. O. E., 22 (siendo cuatro menos los conseguidos, 18).
Los augurios del C. I. S., actualmente y tras una adaptación según sus criterios, manifiestan estas asignaciones básicas y expresión de proyecciones:
Parámetros cuantificados:
1ª cifra: voto directo en la encuesta (en %), y 2ª cifra: estimación de voto, en función de las respuestas y método utilizado por el C. I. S. (% sobre voto válido).
GALICIA:
Estimación de escaños (C. I. S.):
P. P. (30,2 y 44,9; 40-41), P. S. de G./P. S. O. E. (11,7 y 19,9; 16), B. N. G.-Nós (4,3 y 5,3; 2), En Marea (Podemos, ANOVA, E. U., Equo): 16,9 y 19,9; 15-17, Ciudadanos (2,2 y 4,6; 0-1).
Otros partidos: 1,4 y 2,8. En blanco: 4,5 y 2,5. Voto nulo: 1,2. No votaría: 4,4. No sabe: 17,5 No contesta: 5,8.
PAÍS VASCO:
Estimación de escaños (C. I. S.):
E. A. J.-P. N. V. (29,8 y 37,9; 27-28), P. S. E.-E. E./P. S. O. E. (6,2 y 10,8; 8), P. P. (2,4 y 8,8; 8), E. H. Bildu (12,7 y 20,2; 16), Podemos (Elkarrekin – Podemos): 13,1 y 18,9; 15-16,
Ciudadanos (0,7 y 1,8; -).
Otros partidos: 0,8 y 1,1. En blanco: 2,4 y 0,6. Voto nulo: 0,8. No votaría: 7,0. No sabe: 15,1. No contesta: 9,0.
NOTAS:
Al parecer de quien seguidamente va a desgranar algunos apuntes sobre la clave de la contienda política que se avecina, los aspectos sustanciales se evidenciarán en la recién iniciada disputa política se plasmarán en estas variables elementales:
1. El tipo de campaña:
Mientras que en Galicia se piensa que su desarrollo contendrá más factores o asuntos “estatales” que “regionales y locales”, en Euskadi ocurrirá lo contrario, de tal modo que el espectro nacionalista «a priori» se encuentra instalado en una proporción de casi los dos tercios del censo votante. La transcendencia de ambos territorios puede adquirir un gran valor, aunque la perspectiva con la que se contemplen los objetivos a alcanzar sea variada y hasta incluso opuesta, en casos concretos y determinados.
2. Galicia es un “seguro” tradicional y símbolo del Partido Popular:
Sin duda, la tercera mayoría absoluta – otorgada a Feijóo por la ciudadanía gallega – reafirmaría y reforzaría la postura de Rajoy en pos de su “ansiada” y pretendida gobernabilidad. En cambio, otro planteamiento distinta profundizaría en la reafirmación de los escépticos. Es decir, proporcionaría argumentos a una postura partidaria irreductible: la oposición al inicio de una difícil y complicada legislatura.
3. En Euskadi no se sabe si se cumplirá la palabra o compromiso manifestado por el P. N. V.
La admonición del representante o portavoz de los nacionalistas vascos de que “no daría su confianza al candidato popular ni ahora ni después del 25S” hay que situarla “en cuarentena”. Lo normal y lógico, también razonable, se plasmaría en un apoyo del P. S. E.-E. E. a los usuales y deseables pactos con el “nacionalismo moderado”. A pesar de contar con la pérdida del 35% anunciado, en volumen de papeletas o adhesiones, el socialismo vasco pugnará por contradecirlo ante la amenaza consistente en la imposibilidad absoluta de acceder a la suma de 38 escaños necesarios, conjuntamente con sus hipotéticos socios. Además, ello unido a un “sorpasso” – anticipado en medios imparciales – de En Marea en la otra Comunidad considerada, estos hechos influirían decisivamente en la debilidad del liderazgo “contestado” y tambaleante de Pedro Sánchez.
No obstante, de interesar el acuerdo antes aludido, el P. S. O. E. ampliaría particularmente su vocación de alternativa a nivel español.
4. Malas noticias destinadas a Ciudadanos.
Un partido o formación ideológica que se precie, cualquiera que sea su extracción o estructura, aspira a extenderse por todo el Estado y con un anhelo de representación de sus verdaderos militantes o simpatizantes. Pues bien, el nuevo actor político de centro-derecha no ha demostrado una capacidad de predicamento especial en ambos extremos del Cantábrico. La implantación en Galicia es escasa, en función de los votos demandados y estimados como límite establecido, a los efectos de adjudicarse un Parlamentario y exclusivamente en las provincias más densamente pobladas. Y en el País Vasco, desgraciada y notoriamente, el papel del contendiente “naranja” es fundamentalmente testimonial y accesorio.
5. Los “mantras” o temas que se van agotando:
Las cuestiones económicas, de mejora en la calidad de los servicios sociales (sanidad, educación,…) – y las prestaciones y promesas a los sectores desfavorecidos y empobrecidos por la crisis – cotizan al alza. En cambio, los episodios de corrupción ya se hallan, en buena parte, amortizados y su repercusión no es demasiado intensa en estas dos regiones que, ante todo Euskadi, no se caracterizan por sobresalir o sobrepasar “lo admisible o permitido” en el terreno ético y moralizante.
La verdad y lo auténtico es que tal vez hasta 4 o 5 candidatos pudieran contribuir «in extremis» a la victoria de su lista, puesto que un margen (estimado en el entorno de unos cuantos miles de electores “indecisos” verificados) estrecho decidiría el beneficiario de los «restos». O sea, que una cantidad de sufragios relativamente restringida modificaría las opciones o oportunidades en cuanto la proclamación definitiva del triunfo o del fracaso de los respectivos contrincantes. Y esta sensación se mantendría también, y sobre todo, en lo que afecta a la composición o creación de mayorías o de repetirla cómodamente.
Como remate o corolario conviene incidir en una inexcusable y pronta “puesta al día” de los criterios demoscópicos anticuados o interpretables y una adaptación en este sentido. Se ha de indagar en torno a la actualización de los cuestionarios, de los sistemas de corrección (la denominada “cocina” de los datos y tablas), de la repercusión de las nuevas tecnologías en los múltiples fallos hallados, en la inseguridad y rapidez en las modificaciones en el campo de lo que se considera “opinión pública”, en la autenticidad y veracidad subjetiva de las respuestas emitidas, en la heterogeneidad y representatividad de los muestreos elegidos,… Solamente así se podrán aplicar prospectivamente las conclusiones a la práctica, con pragmatismo y bajo los presupuestos de progresividad y rentabilidad social: se trataría de solucionar los problemas y satisfacer, al mismo tiempo, los anhelos de una población diversa y cada vez más aceleradamente sometida a modas y tendencias “de vanguardia” u ocultas y, por tanto, mudables. De una forma u otra, sin embargo, los pronósticos y vaticinios siempre detectarán y adelantarán escenarios previsibles y aproximados en su virtualidad cercana y futurible. De ahí, precisamente, su inevitabilidad y razón de ser incontrovertible.
Marcelino B. Taboada