San Ignacio bendice a los animales domésticos
El colegio ponferradino San Ignacio cumple con la tradición y bendice a los animales domésticos.
Al salir de clase, los más pequeños eran esperados por sus familiares con sus mascotas para ser bendecidas en el día de San Antón.
No fueron pocos los animales que se pudieron ver, desde perros hasta peces, pasando por pájaros y caracoles.
Según la tradición, los campesinos rogaban a San Antonio Abad para que protegiera a sus ganados de las enfermedades y de bestias depredadoras y, en la actualidad, la gente acude con todo tipo de animales domésticos -y no tan domésticos- a recibir la bendición del Santo a través de un sacerdote.
San Antonio Abad, también conocido como San Antón, nació —de acuerdo con la Vida griega de San Atanasio— a mediados del siglo III d. C., en una rica familia en Egipto; huérfano a los veinte años de edad, se desprendió de sus posesiones y eligió la vida ascética. Después de vivir con una comunidad en un cementerio en el desierto, donde dormía, al parecer, en un sepulcro, se retiró a vivir en soledad en un monte. Otros anacoretas se le fueron acercando a los que él aconsejaba y organizó en comunidades. Así, aunque él vivió durante la mayoría de su vida como ermitaño, está considerado el fundador de la tradición monacal cristiana. También se cuenta que en una ocasión se le acercó una jabalina con sus jabatos que sufrían de ceguera y San Antón los curó. La jabalina ya no se separó más de su lado y siempre le protegió ante otros animales por lo que al santo se le representa con un cerdo a sus pies. San Antón es también conocido por haber sufrido las tentaciones del demonio, pasaje muy utilizado en la iconografía cristiana y del que el Museo del Prado atesora un tabla, Las tentaciones de San Antonio Abad (ca. 1490), del genial pintor flamenco El Bosco.