Una moción de censura éticamente imprescindible, por Olegario Ramón

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El natural instinto de autodefensa de un partido político que ve peligrar su situación preeminente en las principales Administraciones Públicas de este país, puede llevarle a intentar justificar lo injustificable.

En realidad no es más que un insulto hacia las personas que tienen capacidad de sacar sus propias conclusiones en base a evidencias empíricas, demasiadas evidencias empíricas. Cuanto más tiempo tarde el Partido Popular en hacer su travesía en el desierto para sanearse y refundarse, más complejo será el renacer de ese partido político. La existencia de un partido de centro derecha que ha aglutinado a todos los sectores de la derecha ha tenido como efecto positivo que se ha frenado en nuestro país, por contraposición a numerosos países de la vieja Europa, la proliferación de grupos extremistas y xenófobos.

El crecimiento que la demoscopia aventura al partido político Ciudadanos es la génesis de graves incertidumbres, que podrían fomentar los males endémicos de los extremismos. En esa línea camina la estrategia política de enfrentar territorios con el ánimo de obtener rédito electoral con tan imprudente actitud.

Decir que Pedro Sánchez es un Judas por presentar esta moción de censura, por el hecho de que puedan apoyarla grupos políticos que pretenden que Cataluña sea una nación independiente, forma parte de ese intento de mantener el status a la desesperada, postura coordinada con Ciudadanos, que ha sido el paraguas protector de la corrupción del PP, mientras simulan ser los propietarios de las esencias de la limpieza y la transparencia. No se gobernará con independistas, es más, no se gobernará en este momento con vocación de permanencia, sólo se permanecerá en el gobierno el tiempo indispensable para recuperar dignidad, encauzar la agenda social y se convocarán elecciones generales.

El trabajador que madruga para ir a su trabajo, habitualmente mal pagado, el que ni siquiera tiene trabajo, la ciudadanía en su conjunto hace tiempo que muestran un evidente distanciamiento respecto a la política, más exactamente, respecto a los políticos. Los peligros de ese desapego creciente pueden afectar a los propios cimientos del sistema, y con consecuencias para todos. Al final, unos pocos ( la abstención crece ) decidirán el destino de todos. Por eso es imprescindible recuperar un cierto grado de credibilidad en las Instituciones, en el gobierno de nuestras distintas administraciones. Se podrá decir lo que se quiera decir pero el convencimiento general, apoyado en las evidencias que día tras día vamos conociendo, es que el Partido Popular ha institucionalizado la corrupción, práctica que ha invadido gran parte de las diferentes jerarquías que lo integran. Fallarán los controles, será la debilidad de la condición humana, se tratará del acercamiento al partido con la ambición de obtener beneficio propio porque siempre ha sido así, será por las razones que sea pero no podemos permitir el mantenimiento de esta situación ni un solo día más. Y aquél que no haga lo que esté en su mano para evitarlo será cómplice de la situación, el que mire para otro lado asume una cuota de responsabilidad, el que lo disculpa coopera con la perpetuación de una situación insostenible.

Y el Partido Popular podrá salir con el muy socorrido “y tú más”, pero no será más que un intento de seguir engañando a los demás, que no a sí mismos pues son muy conscientes de la realidad que describo. Las gentes honestas de ese partido, que las habrá, tienen ante sí un enorme reto, pues el mal ha enraizado y exige medidas valientes para vencerlo o, al menos, para reducirlo a un nivel de malignidad que lo haga controlable. Por todo esto considero que es una necesidad de higiene democrática que el Partido Popular abandone el gobierno de nuestro país, que se recupere un mínimo de decencia en la gestión pública, una ardua tarea que, probablemente, necesita de la implicación activa de numerosos colectivos que han sido garantes de esa decencia y que hoy, muy probablemente, también habrán de recorrer su propia travesía en el desierto.
OLEGARIO RAMÓN FERNÁNDEZ.
Secretario General de la Agrupación Municipal Socialista de Ponferrada.

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